miércoles, 8 de abril de 2009

Cosas míticas que unen a la gente


Un soneto me manda hacer Violante... Pues bueno, que conminado por Sushi de anguila me dispongo a postear, algo que hace tiempo que no he hecho, para hablar sobre un tema por éste propuesto y que en estos tiempos de disensión se antoja muy oportuno. Me estoy refiriendo a esas "cosas míticas que unen a la gente".

Una primera precisión, no es mi intención ser universal, como Withman, o Joyce. Porque, veamos, lo primero que une a la gente son las similitudes. Vaya perogrullada, pero es cierto, o sea, cada uno se identifica con sus semejantes. Entonces, este pequeño estudio no pretende encontrar los nexos fraternales entre los habitantes de Djibouti y los de la Plaza de las Flores, sino que es mucho menos ambicioso. Así que nada de cosa cursis como "el llanto de un hijo" o algo parecido, hablemos de "cosas míticas que unen a la gente".

Se me ocurren algunas:

- Hacer cola: Las personas que hacen cola confraternizan entre ellas. Hacer cola con otros te incluye en un colectivo unido a una suerte común. Sin embargo, es fascinante observar las discrepancias y deferencias que existen entre los que hacen cola porque, claro, unos están alante, otros atrás, unos siguen las reglas, otros se cuelan... Ahora, con la nueva edición de OT, se ven en los telediarios inmensas colas de garrus, de jeniferes y christians, que se muestran como una comunidad perfectamente unida, digna de entrar por méritos propios en la alianza de civilizaciones.

- Las tias buenas: Léase "tios buenos", en caso de las féminas, porque, eso sí, pocas cosas unen más y son tan míticas como ver pasar una tía buena y cruzar unas miradas de complicidad, acompañadas en ocasiones de algún que otro jadeo, o gruñido gutural. Cuántas conversaciones no habrán salvado estas hacedoras de la unidad universal...

- Los outlets: Maravillosa estandarización del consumo, clases pudientes y proletarias reunidas en un mismo recinto, hermanados por las triples o cuádruples etiquetas, adquiriendo la prenda que hace un año fue desdeñada por las mismas manos...

- El alcohol: Acelerante, conductor universal de la concordia humana, allegados son igual, los que beben calimocho, y los ricos. Cuántas parejas ha unido, cuántos hermanos ha reconciliado, cuántos amigos dejaron atrás sus diferencias para beber en paz unos con otros.

- Que te claven en un bar: Todas las disputas, por viscerales y virulentas que sean, quedan atrás ante la solidaridad que surge espontáneamente entre cualquier grupo de personas que acaban de ser salvajemente clavadas en la cuenta de un bar. Las miradas de sopresa y mutuo apoyo se cruzan entre aquellos que hace unos instantes se esquivaban. ¿Qué tendrán esas cuentas de tres cifras que hacen aflorar al camarada que todos llevamos dentro?.

- Ver a la guardia civil mientras conduces: Que levante la mano aquél que no ha dado las largas a algún anónimo conductor para advertirle que la guardia civil acechaba sigilosa algún km más alante. En esas ocasiones, estamos ante una auténtica lucha de la voluntad humana contra el destino. Personas a las que no podemos ni vislumbrar la cara se convierten por un momento en compadres de la carretera prestos a ser asaltados por el leviatán del estado policial con su frenesí recaudador...

Pero lo que más, lo que más une a la gente, la cosa más mítica de todas, el cemento cola que cohesiona los compartimentos estancos de nuestra sociedad es lo que todos sabeis y no os atreveis a decir: CRITICAR, EL CRITICAR DE TODA LA VIDA.

Allá donde exista una disputa entre dos contemporáneos siempre habrá un tercero susceptible de ser odiado por ambos y, por consiguiente, de hacer que caminen en un mismo sentido, los dos cogidos de la mano, por las calleeeeeeeesss...

Esto es lo que nuestro adorable Ozzymandias aprendió y puso en práctica (cita para frikis, me abstengo de explicarla).

Así que si alguna vez te sientes solo únicamente piensa ¿qué es lo que me da dos patadas en los cojones? y mira a tu alrededor, porque millones de semejantes estarán ahí para compartir contigo ese momento mítico.

5 comentarios:

MEG dijo...

A mi no me gusta de criticar, me gusta de referir...

sushi de anguila dijo...

Sabias palabras, Goliadkin-San... más que cualqquier bandera, himno o celebración deportiva... lo que más une a las personas es la envidia y la malediciencia de aquellos a los que ve felices (el "algo habrán hecho, si no no se explica"... que no cesa de oirse en la boca de los mediocres y los mezquinos....).

Un abrazo arrebatado de amistad...

Antonio Rentero dijo...

Encantado de volver a leerte (que no releerte), a ver si te prodigas mas, que nos tienes abandonaicos.

Me ha parecido sublime el ejemplo Ozymandiesco, quizá los cohabitantes peninsulares ajenos al noveno arte queden menos boquiabiertos e ignorantes con un clásico"contra Franco vivíamos mejor".

Paul Spleen dijo...

Yo siempre he sido un firme defensor de la crítica mordacísima por la espalda: no duele al interfecto y da muchos momentos de regocijo colectivo. ;o)

Escriba usted más, hombre, ya está bien.

Goliadkin dijo...

Como mola Gossip Girl...

Muchas gracias a todos por escribirme! Procuraré prodigarme más, os lo prometo.